Mi carrito (0)

Contacto
contacto@thezenboxperu.com
Info de la tienda

Lun-Vie, 11am-7pm

Sab. 11am-4pm

Indicaciones

Lima, Perú

Lima, Perú

Lun-Vie, 11am-7pm

Sab. 11am-4pm

Cambios
·

Cambios

·

Nunca le he tenido mucho miedo al número que marcara la balanza. Lo que sí me generó miedo es no reconocerme en el último año, ver algo en el espejo que amo y ver otra cosa en fotos o videos, que no es que no ame porque soy yo, pero que como les digo, no reconozco. Y eso asusta.

Algo que mi entorno siempre me ha mencionado es lo envidiable que es mi seguridad y autoestima. Y sí, al menos físicamente hablando y sin importar el peso en el que haya estado, siempre me he gustado. Siempre me he visto bonita, siempre me he sentido deseada, siempre he tenido pretendientes, siempre me he sentido amada. Nunca me he privado de hacer cosas solo por cómo pensaría que se vería mi cuerpo, nunca he dejado de ir a la playa a pasarla lindo con mis amigos, nunca le he puesto un juicio a mi apariencia, nunca me he sentido ni más ni menos por cómo me pudieran ver los demás. Pero algo que he venido preguntándome en los últimos meses es, ¿en qué punto sentirte cómoda en tu propia piel hace que dejes de ver cosas evidentes por "corregir" o frente a los cuales tomar acción? ¿En qué momento el amor propio ciega?

Siempre he repetido que la piel habla, y en consecuencia, el cuerpo también. Creo que no he estado escuchando a mi cuerpo, no he estado escuchando a una parte vital mía, y escondiéndome detrás del "yo me gusto" o "yo puedo manejarlo en cualquier momento" (ambas cosas son ciertas). Pero, eso ha hecho que deje de escuchar, también, la voz que decía "necesito ayuda, porque no siempre podemos solos y está bien". Creo que más que sentirme ciega ante ello, estaba un poco sorda. Porque en momentos en los que no podemos ver con claridad, siempre podemos cerrar los ojos y escucharnos atentamente.

Durante muchos años, y hasta el día de hoy, tengo ansiedad y depresión crónicas (crónico se considera cuando lo tienes más de 2 años, sea que tengas sintomatología completa o solo algunos síntomas en mayor o menor medida), ambas controladas pero con las tengo que vivir de manera responsable, viviendo de tal forma en que no se gatillen. A veces hay días malos en los que cuesta salir de la cama y está bien, al día siguiente se intenta de nuevo o se empieza el día un poco más tarde haciendo lo que podemos. Toda la vida estaré agradececida por mi proceso de terapia que me enseñó a aceptar esa parte de mí y que me hace vivir feliz cada día independientemente de cómo se desarrolle. Puedes ser feliz y estar deprimida y ansiosa, antes me hubiera parecido una locura, pero ambas hacen que mi peso se afecte de forma que con el tiempo se hace cada vez más difícil de manejar. La manga gástrica no es la salida fácil, es la decisión valiente de aceptar que hay cosas que no puedo controlar y decisiones que sí puedo tomar. Y desde que las he tomado, incluso antes de mi cirugía como tal, siento que me he quitado un peso emocional de encima. Qué bendición estar en sintonía con mi yo interior, poner el cuerpo físico alineado al espiritual y mental. Que hagan comunión. Que se rompa la disonancia de cómo nos sentimos y cómo nos presentamos al mundo. 

En este viaje, me agradezco. Me agradezco porque el cuerpo que me ha acompañado hasta ahora me ha traido felicidad, disfrute, placer. Ha sido fuerte y sano dentro de todo, ha vivido su mejor vida junto a mí, me ha enseñado que quien me ame, me va a amar más allá de cómo se ve, que mi valor no está en eso que está frente al espejo o en unas fotos. Me ha enseñado que no vivo para agradar, vivo para agradarme a mí misma. Me ha enseñado y regalado la seguridad de que los cambios que están por venir vienen de una motivación 100% mía y desde dentro, desde una ayuda hacia mí misma reconociendo mis limitaciones, mis intentos y fracasos en las mil y unas dietas, mi ansiedad, mi buena y mala alimentación. Me ha regalado el poder verme. 

Y, es que creo que es eso, no me da miedo engordar. Me da miedo no verme a mí. De hecho es el mismo miedo que siento cuando en 3 o 4 meses llegue a mi peso "ideal" (médicamente hablando) me vea al espejo. ¿Me reconoceré? ¿Me gustaré? Desde los 10 años probablemente no estoy en mi peso correcto, ¿seguiré siendo yo? Me emociona y asusta el re-conocerme. 

Espero que esta nueva etapa me permita seguir viéndome y escuchándome, a no poner mi valor sobre lo externo, y a tener siempre claro que cada paso y cambio tiene que venir desde el amor hacia mí misma, y no desde el odio o el miedo hacia lo que una foto refleje. En estos días pre cirugía no veo a mi cuerpo con un pensamiento de "por fin te voy a cambiar" si no de "te abrazo y te honro". Gracias cuerpo. Gracias mente. Gracias cambios. 

 

PD. Si es que tienes TCA's, espero que encuentres tu camino hacia ti misma con ayuda de un profesional y tomando decisiones desde el amor.