Hace un poco más de un año, la relación en la que pensé que me iba a quedar, se terminó. Ni los años de terapia previos me prepararon para el shock, y me vi llamando a mi psicólogo con un instinto natural que me sorprendió. Como quien se toma una Aspirina cuando le duele la cabeza. Te golpea la vida, ves que no estés muy rota, pero si no sabes cómo curarte vas y peleas con dientes por ti misma para estar mejor. Lo que sea que eso represente. No siempre he tenido ese instinto, es mucho más fácil distraerse o tirarse al suelo. Pero repito, años de terapia de pronto hacían su trabajo y ahí estaba el instinto de preservación.

La Malena de hace unos años hubiera saltado a otra relación sin pensarlo a los meses no más, sin preguntarse si estaba lista. La Malena del 2022 (sin saber aún este término maravilloso que aprendí recién hace unos meses) estaba entrando a una "huelga emocional" de forma espontánea e instintiva. La huelga emocional, resulta ser la decisión de no invertir tu tiempo, energía y emociones en una relación afectiva de pareja. OJO ahí, es una decisión. Es darse un tiempo para hacer cosas por ti y para ti.

Me enrrumbé, sin estar consciente que lo estaba decidiendo así, en una rutina completamente nueva. Entré a un trabajo nuevo paralelo a The Zen Box, retomé mi hábito de lectura, escuché más podcasts que nunca, me metí a un recorrido cafetero un domingo así como quien no quiere la cosa y terminé encontrando amor y conocimiento por el café, adopté un gato, me reencontré con amigos que no veía hace mucho tiempo, pasé más tiempo con mi familia, lancé productos nuevos. Una nueva vida verdaderamente.

La línea entre la distracción y el probar cosas nuevas para ti, es bien delgada. La distracción creo que no es con presencia o consciencia, uno quiere solo dejar de pensar. El probar y experimentar actividades, rutinas y cosas nuevas es autoconocimiento. Es salir y presentarse al mundo, y que el mundo se presente ante ti. Te sorprenderías de la cantidad de cosas que no estabas viendo antes, de las conversaciones que te estabas perdiendo, de la mirada al mundo que podrías haberle estado dando. 

Pequeñas cosas como ir a sentarme sola a una cafetería y conversar con el barista, salir a tener una cita conmigo misma, llevarme al teatro y a comer algo que me gusta sin pensar en si le gustará también a la otra persona, no estar esperando una eterna coordinación con tus amigas para agendar una salida al cine si no comprar tu entrada e ir sola. Pequeñas cosas, que si se hacen día a día se convierten en grandes. Gigantes. Aprender a habitar con tu propia compañía, convertirte en tu hogar, en tu lugar serguro, en tu persona favorita.

Soy mi persona favorita. Cuando nos preguntan quién es nuestra persona favorita, rara vez pensamos en nosotras mismas. Sin ánimos de sonar fatalista, eres la única persona con la que cuentas 24/7, eres la única persona que te cuida como deberías ser cuidada, eres la única persona que te repeta como debería ser respetada. Conócete tanto tanto tanto que nadie ni nada pueda confundirte. Que nada te aleje de tu valor, porque con él en mano es que vas a dar acceso a terceros y ya no estamos para "vendernos" barato después de invertir en nosotras. Como leí por ahí: Imagínate cuidarte a ti misma como cuidas a las personas que más amas, imagínate aconsejarte a ti misma como aconsejas a quienes más amas. Pues es hora.

Las relaciones, amistades, familia incluso, muchas veces van y vienen, pero tú permaneces. Vive tu vida con merecimiento, peleando con dientes por ti misma para estar mejor. Siempre mejor.

La vida está para transformarnos. Así que transformémonos, hacia versiones de las cuales nos sintamos cada vez más orgullosas. Hacia tu persona favorita.

Las abrazo,

M.